Las personas nos apegamos a otras personas, a los barrios, a los pisos, a trabajos y a las cosas.
Hoy quiero reflexionar sobre el amor a las cosas. Voy a empezar por lo más tonto.
Mi primer descubrimiento es que es un amor unidireccional.
Por mucho que ames a una mesa o a un tapete de ganchillo, la mesa o el mantelito nunca te corresponderá.
Amar una cosa es un amor imposible, la cosa ni siquiera sabe que existes.
A las personas nos cuesta dejar marchar, desprendernos, perder.
¿CÓMO VOY A TIRAR ESO? ¿CÓMO NO VOY A TENER ESTO?
Día tras día dedicamos gran parte de nuestro tiempo a buscar nuevos objetos que comprar.
Amazon está contento, nosotros yo creo que menos.
Hasta tenemos una frase hecha para evitar que te regalen más cosas: no necesito nada, si es que tengo de todo.
Cuando digo amar las cosas digo también depender de ellas, venerarlas; así como dedicar gran parte de nuestra vida a comprarlas, trasladarlas, organizarlas o custodiarlas.
Los que tenéis reciente una mudanza sois más conscientes de todas vuestras posesiones. Son muchas las cajas que necesitamos para dejar una casa vacía.
A veces cambiamos de casa porque no nos caben las cosas; otra opción es buscarse unos metros cuadrados de trastero.
Si estás en casa levanta la vista y piensa en todo lo que tienes, en todo lo que “tendrías” que llevarte si te mudaras.
Perdón por el agobio, se supone que los psicólogos estamos aquí para ayudar. Prometo esforzarme más.
TÚ TE HAS LEÍDO UN FOLLETO O ALGO.
Os cuento otra historia que me hace mucha gracia y que viene al caso. En mi barrio cuando éramos chavales y alguno del grupo se ponía a hablar de algo poco habitual (en plan filosófico), los demás, con cachondeo, le decíamos:
-¡Tío! Tu estás muuuuyyy raro. ¿Tú te has leído un libro o algo?… ¿un folleto?
Las risas estaban aseguradas y además se mantenía el statu quo sobre de qué temas se podía hablar y de cuáles no.
Pues volviendo al tema, sí; me he leído algún que otro folleto sobre minimalismo, más de un post sobre tipos que deciden vivir solo con 100 objetos y sí me he flipado un poco. Espero que no sea nada grave.
PERSONAS MÁS LISTAS QUE YO
Los leo, los escucho y parecen personas más listas que yo, personas que como Machado viajan ligeras de equipaje.
Se mueven con solo una mochila, un portátil y suficientes mudas de ropa interior para seguir siendo super guais.
No tienen libros, leen en e-book, poca ropa, pero muy buena y funcional, el portátil, el móvil …y todos son aficionados al runnig porque solo necesitan unas zapatillas.
Muchos mezclan el estilo de vida minimalista, con la nueva figura del nómada digital o con el frugalismo económico. Otros parten de la defensa medioambiental del Planeta o relacionan este desapego con modelos más productivos de trabajo.
A menos cosas, menos distracciones, más productividad, menos impacto medioambiental, menos gasto económico, más libertad de movimiento y financiera…más poner el foco en la experiencia emocional y no en la posesión.
LA CAJA DE LATA
Me viene a la cabeza un tópico, la caja de lata donde el niño o la niña guarda sus tesoros: cuatro o cinco canicas, una navaja pequeña, el esqueleto de un erizo, un taco de cromos y un tirachinas.
Según crecemos la lata se queda pequeña y dedicamos gran parte de nuestra vida a pagar un lugar (una lata de hipoteca) donde acumular todo lo que hemos comprado.
Sigo dándole vueltas…los gurús dicen eso. Deshazte de todo lo que no te haga feliz. Quizás otra clave sea deshazte de todo lo que pese, lo que no puedas trasportar con tu propio cuerpo.
LOS RECUERDOS EN FORMA DE OBJETO
Es fácil deshacerse de las sartenes sin teflón, de los apuntes de la facultad, de la camiseta que guardas por si un día pintas la casa…pero ¿Qué hacemos con los objetos que son recuerdos?
La servilleta donde tu pareja te escribió su teléfono hace ahora 15 años; el taco de cartas que escribiste a esa novia de aquel verano; el libro dedicado en la Feria del Libro de tu autor favorito…qué hago con el rosario de tu madre (como cantaba Maria Dolores Pradera).
Pues yo no lo sé: ¿quedárnoslo? ¿a la hoguera?
Los gurús minimalistas menos radicales dicen que puedes tener una caja de recuerdos fácil de transportar. Los radicales son siempre partidarios de la hoguera.
Yo no sé qué tienes que hacer, solo es un artículo para hacerte dudar.
Los dilemas nos hacen crecer; son incómodos pero útiles si queremos ser cada día un poquito más felices y listos.
LOS MOTIVOS POR LOS QUE ACUMULAMOS
Quizás uno de los motivos por los que acumulamos es por miedo a olvidar. No tiramos esa camiseta de aquel grupo que nos gustaba hace veinte años, para no olvidar que un día fuimos jóvenes.
También por vanidad ¿Cómo no voy a mostrar todos los libros que tengo y que he leído en la estantería de mi salón? ¿Todos los DVD que he comprado y visto?
Acumulamos por miedo a tiempos peores: ¿y si me hace falta en el futuro?
Por lealtad. Si lo tiro, traiciono a quien lo poseyó antes…a quién me lo regaló o me lo dejó en herencia.
Por su valor. ¿Cómo voy a donar o malvender la bici estática que no uso con el dinero que me costó?
Quizás tenga una base biológica y estemos predispuestos como muchos animales a guardar el “alimento”. Quizás nos parecemos a las ardillas escondiendo bellotas.
Seguramente serán más los motivos y todos explican el fenómeno en parte y de alguna manera.
¿TE HACE FELIZ?
Quizás la pregunta más repetida por los super-minimalistas es esa de ¿te hace feliz? ¿te aporta algo esencial?
Y si la respuesta es: pichi, picha …pues vende, dona o recicla (en el orden que consideres).
¿TE PESA?
Otra pregunta es: ¿te pesa?
El peso es un ancla.
Si quieres moverte suelta lastre, si quieres quedarte no hace falta.
Yo no sé qué tienes que hacer con tus cosas, este es un artículo para hacerte pensar.
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Como todos tus artículos, me ha encantado. Reflexiones muy acertadas. Muchas gracias.
Como siempre muy acertado.
Muchas gracias por el artículo. . Yo soy de tirar casi todo .. por lo de ir ligera de equipaje. Pero tengo mi caja de cuerdos con sentimiento.. por eso.. porque me hacen sentir
Otro buen artículo para hacernos reflexionar.
Yo comencé hace unos tres años a deshacerme de “cosas” y encuentro un cierto placer en ello. Especialmente cuando consigo que otra persona les de una nueva vida y de esa forma no contribuyan a llenar aún más los vertederos.