NO TENGO PALABRAS PARA EXPRESAR LO QUE SIENTO. Seguro que has escuchado esa frase en al menos dos situaciones. La has oído de boca de deportistas cuando ganan una competición importante, y por desgracia, también a los supervivientes de una catástrofe en algún telediario.
Es una frase hecha que viene a decir que las palabras se quedan cortas para expresar todo lo que siento. No pasa nada por quedarse mudos de vez en cuando.

Esta frase me sirve como motor para contarte alguna historia, y hacerte alguna propuesta de esas que no hacen daño a nadie.

¿Cuándo me preocupa la frase “no tengo palabras para expresar lo que siento?

 

• Si describe una incapacidad real para expresar emociones, como pareja, padre o madre, hijo, amigo, trabajador, etc.
• Si la falta de palabras, se transforma en una conducta problema: violencia, compras compulsivas, adiciones, etc.

En psicoterapia con adolescentes, adultos, parejas y familias es necesario explorar la capacidad para expresarse.

La expresión de ideas y de emociones es la herramienta de transformación necesaria para relacionarse de otra manera con los demás y también con nosotros mismos.

 

Parejas o familias que no tienen palabras.

 

¡Es que tú no me entiendes!

No hay nada más frustrante que tu pareja o un miembro de tu familia te diga esta frase. Da igual que lo diga gritando o con voz firme; si quieres a tu pareja, duele mucho que esta sienta que no eres capaz de entender lo que le pasa.
Esta frase es como una tijera que corta el hilo de la relación. Es necesario entender y que el otro se sienta entendido. Sin palabras no hay relación.

 

A veces he atendido a parejas o familias que rara vez hablan de cómo se sienten, salvo cuando discuten.

En más de una ocasión, cuando he observado esta conducta, he generado la siguiente hipótesis:

Esta pareja (o familia) nunca habla de cómo se sienten; discuten, porque eso les permite expresar lo que no expresan en el día a día; si fomentamos espacios donde poder expresarse sin discutir, discutir no será tan necesario.

Entre otras cosas, la psicoterapia breve ofrece un espacio donde expresarse sin discutir como lo hacen en casa. Se discute, pero de otra manera. Se discute para que el terapeuta pueda observar cómo se discute, pero ese es otro artículo.

Durante el proceso terapéutico se construyen soluciones, para poder expresarse y sentirse entendidos, sin tener que gritarse, sin torcer el morro, sin zascas constantes, etc.

La psicoterapia hace una tarea de alfabetización emocional personalizada.

Adolescentes que no tienen palabras.

Los adolescentes que he atendido vienen a consulta porque gritan, se encierran en sí mismos, no tiene objetivos, roban, consumen drogas, desafían a sus padres y profesores o porque suspenden todo y a veces acuden por todos esos motivos a la vez.

Todos estos comportamientos son expresiones de problemas emocionales no expresados de un modo más adaptativo.
Detente un momento a pensar.

¿Por qué un adolescente grita? ¿Por qué puede llegar a ser cruel con sus compañeros? ¿Por qué trata a sus padres con desprecio? ¿Por qué se encierra en su habitación y no quiere hablar con nadie? ¿Por qué no estudia? ¿Por qué se engancha al móvil o a los videojuegos?

(…piensa en el problema que tiene tu hijo adolescente o de alguno que conozcas)

Sí, también ese problema está relacionado con la incapacidad de expresar lo que le sucede de otra forma.
Piensa que detrás de la conducta problema hay emociones que no encuentran otra forma de narrarse.

 

Adultos que no tienen palabras.

 

¿Qué pasa si no enseñamos a los adolescentes a expresar sus emociones de un modo adaptativo?
La respuesta es obvia: se convierten en adultos con problemas.
Y si tiramos del hilo podemos decir, que se convierten en adultos, que procrean y les da por tener hijos e hijas a los que no pueden educar emocionalmente.

Esta es la historia de la pescadilla que se muerde la cola.

 

Os cuento algo que he visto en consulta de psicoterapia breve.

 

Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo… como lágrimas en la lluvia. (Roy Batty en la película de 1982 Blade Runner)

Perdonadme, tenía ganas de hacer una broma, supongo que porque lo que tengo que contar no me hace mucha gracia.
A veces me encuentro con adolescentes y adultos sin un vocabulario emocional. Es decir, saben decir: bien, mal, alegre, triste, cabreado y poco más. Y no es que no quieran hablar, es que no saben.
Si hablamos de adolescentes, existen explicaciones que tiene que ver su desarrollo cerebral que podrían explicar estas dificultades para identificar o describir emociones, pero no me refiero a eso. Hay chicos de 15 años que se expresan emocionalmente con muchos matices y otros que se expresan como los indios de las películas de indios y vaqueros.

Yo sentirme feliz cuando estoy en la pradera y veo la manada de búfalos.

Lo digo con cariño, pero es así. Y me permito la broma, porque la expresión de emociones es un aprendizaje que tiene remedio.
Podemos aprender a expresarnos mejor.

 

Ampliar el vocabulario emocional.

 

Esta es una tarea genérica, que no hace daño a nadie.
En psicoterapia breve nos ahorramos unas cuantas sesiones porque ponemos a trabajar duro a las personas, a las parejas o las familias cuando están fuera de sesión. No sales de consulta sin deberes para casa.

Una tarea que suelo mandar es ampliar el vocabulario emocional de sus hijos. Los hijos, las parejas y las familias, aprenden lo que ven y lo que escuchan.

 

Ejemplo: ¿Cómo ampliar el vocabulario emocional de tu hijo? (*)

 

*Esta tarea y el resto del artículo se podría generalizar a parejas y familias

Lo primero que hay que decir es que hace falta tiempo, pero se puede. Cuanto más joven sea tu hijo o hija, mejor, pero recuerda el dicho de “nunca es tarde…”.

No quiero darte la respuesta sin hacerte pensar un poco. ¿Cómo le enseñaste a tu hijo o hija a hablar?

Respondo: con paciencia, observando sus avances, reforzando cada palabra, corrigiendo con cariño, pero sobre todo hablando tú. A través de las palabras eras capaz de ampliar su mundo.

Ahora piensa: ¿Cómo puedes ampliar el vocabulario emocional de tu hijo adolescente?De la misma manera pero subiendo el listón y dando ejemplo.

Pregúntate:

  • ¿Das ejemplo?
  • ¿Expresas tus emociones?
  • ¿Tienes palabras para hacerlo?

No me canso de decirlo -algunos días sí- : Enseñamos sobre todo a partir del ejemplo. No le pidas hacer a tu hijo lo que tú no haces.

Muchos padres dicen a sus hijos, lee y ellos solo ven televisión, no fumes y ellos fuman, tienes que ser más educado, cuando ellos no dan los buenos días.
Si seguimos el ejemplo que nos ocupa, no podemos pedir a nuestros hijos, exprésate y nosotros pasarnos el día con cara de póker o con cara de vinagre o con una sonrisa eterna. Seguro que sientes más cosas.

Empieza por el principio: Emociones que empiezan por la A.

Abandono, Abatimiento, (estar) Abrumado, Aburrimiento, Abuso, Aceptación, Acompañamiento, Admiración, Afecto, Aflicción, Agobio, Agradecimiento, Agravio, Agresión, Alarma, Alborozo, Alegría, Alivio, Alteración, Amabilidad, Amargura, Ambivalencia, Amor, Angustia, Añoranza, Ansiedad, Apatía, Apego, Apoyo, Aprobación, Armonía, Arrepentimiento, Arrojo, Asco, Asombro, Atracción, Ausencia, Autonomía.

¿Te das cuenta de los matices? ¿De la riqueza de cada palabra? No se trata de aprenderse una lista de emociones, se trata de que hables a tus hijos de emociones, a través de anécdotas personales, noticias de la televisión, cosas que observas por la calle…

 

Refuerza la expresión emocional.

 

Refuerza la expresión de emociones aunque en un primer momento no te guste lo que está expresando tu hijo.
No llores, no tengas envidia, no tengas prejuicios, no tengas asco, no sientas ira,…cuando educamos siempre hay paradojas.
Decimos, exprésate, no te lo guardes todo dentro. Y cuando lo suelta, le mentemos un zasca.

No podemos decirle: exprésate, pero solo quiero que expreses cosas positivas y que a mí no me generen desasosiego.

Siempre he defendido que no existen emociones negativas. Todas las emociones son necesarias, la ira, la rabia, la culpa, el desprecio… El problema es dejarse dominar por ellas.

¿Te imaginas que el ser humano no sintiera culpa después de herir a otro? ¿Qué no sintiera rabia ante la injusticia? ¿Qué no despreciara a las personas que violan a otras? ¿No sentir ganas de morir cuando se muere la persona que más quieres?

Toda la emoción tiene su lugar, su tiempo y su espacio. Todas son útiles, valiosas y ponen en movimiento al ser humano.

Es curioso como en el otro extremo vemos a padres y madres recriminar a sus hijos cuando estos están muy orgullosos por algo que han conseguido o por su aspecto físico:

No cantes victoria aún.
• No hay que ser tan vanidoso.
• ¡Tú te lo tienes muy creído!

Mi consejo, basado en mi experiencia, es:

Refuerza todo lo que huela a emociones.

Deja que salgan, luego puedes hacer preguntas o comentarios, pero sin juzgar.
¿En qué quedamos? ¿Quieres que se exprese? ¿O que no se exprese?

 

La diferencia entre sentir (emociones) o actuar (emociones).

 

Muchas veces es necesario distinguir algo que parece básico pero que muchas personas no distinguen.

• Es diferente tener ganas de pegar, que pegar.
• Es diferente tener ganas de morir, que suicidarse.
• Es diferente sentir rabia, que echarle un litro de agua al depósito de gasolina del coche de tu enemigo.
• Es diferente querer hacer mucho daño a los hombres que violan a mujeres, que lincharlos sin un juicio con garantías democráticas.
La propuesta cuando tu hijo exprese emociones que a ti no te gusten es:

Deja que exprese que quiere morirse, que quiere matar a su profesor de matemáticas o que se siente una mierda.

Ayúdale a expresar. Pregúntale –y dale tiempo para responder-:
• ¿Por qué se siente así?
• ¿Te pasa desde hace mucho?
• ¿Puedo ayudarte?
• Aunque ahora sientas esto ¿Se te ocurren otras maneras de solucionar el problema?
• Etc.

Dale tiempo, diferencia la expresión de la actuación. Todos nos hemos sentido como una mierda alguna vez, y todos agradecemos algo de tiempo para darnos cuenta que la que nos sucede no es tan grave.
Pregúntale todo lo que se te ocurra, cógele la mano si te deja.

Si no te deja, intenta que sienta que estas con él o con ella, transmite calma y disposición de escucha, pero por favor no le digas: “Eso no se dice”.

Espero haberte hecho pensar. Si necesitas algo más, estaré encantado de escucharte.

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Soy Experto en Psicoterapia Breve Individual y de Pareja. Licenciado en Psicología en la Universidad Complutense de Madrid y Master en Sexología por la Universidad de Alcalá. Estoy acreditado oficialmente como Psicólogo Experto en Coaching (PsEC)® Nº 69 Madrid. Hago Psicoterapia Breve Centrada en Soluciones en consulta privada, doy clases y escribo. Si quieres más información estaré encantado de atenderte.

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