No hagas fotos durante las vacaciones. Pero ¿Por qué?
Fotografiar con el móvil es un modo de no ser y de no estar.
¿Ein? ¿Cómo? ¿No será esto un artículo de filosofía barata? ¡Mira que dejo de leer! ¡No me calientes la cabeza… que bastante tengo ya con lo que tengo!
Es fácil. Lee despacio. Hazte el regalo de leer este texto muy despacio. No corras.
Te pido que observes un gesto. Observa intentando observar como si no fueras de tu especie (humana).
Mira de nuevo un gesto mil veces repetido. Es el gesto de fotografiar con el móvil.
Fotografiar el sitio donde estamos o a nosotros mismos. Si lo piensas es raro. Billones de fotos se comparten en redes sociales.
La tarjeta SD se llena y se vacía de imágenes de nosotros mismos y de lugares donde hemos estado. ¿Pero somos realmente nosotros? ¿Hemos estado en eso lugares?
Los cuñados y cuñadas de turno nos dirán que sí: ¡Menuda gilipollez de pregunta!
¿Quién va a ser ese de la foto? ¿Mi primo? ¡este -psicólogo- es tonto!
Eres más listo que tu cuñado. ¿Sí? ¿No?
Sigue pensando. Piensa en tus vacaciones.
Cuando subimos a una montaña, llegamos a un acantilado o subimos a lo alto de un edificio, de un modo casi automático sacamos el móvil… como mínimo dos fotos, una para reflejar el paisaje, y acto seguido otra, para dejar constancia de que hemos estado allí –el selfie–
Hacemos un giro de 360 grados intentando que la cámara no se mueva. Sacas una panorámica. Miras -en la pequeña pantalla- la panorámica: ves las nubes, las cimas…el color del cielo.
Si eres más de playa, imagínate sobre la toalla, te secas al sol. Todo es perfecto.
No te resistes a fotografiar tus pies con el mar de fondo y acto seguido un selfie con gafas de sol. Eres feliz y sientes que nada ni nadie te va a quitar esa sensación. Para recordarlo te haces otra foto levantando el vaso de cerveza. Dos gestos, uno hacia fuera, y otro poniendo el foco en ti.
¿Son necesarios? ¿Por qué los hacemos? ¿Nos ayudan a ser felices?
Te quitas las gafas, te atusas el pelo, subes el móvil para encuadrar porque desde abajo todos salimos feos. Miras al infinito y disparas. ¿Eres tú?
Lo subes a Facebook (si fuéramos más jóvenes lo subíamos a Instagram).
A la media hora, miras los likes. No son ni muchos ni pocos. Es una sensación rara. Le das a tus amigos unos cuantos likes, para ver si así te los devuelven.
Pasan los días ya has vuelto al currele. Miras las fotos. ¿Te acuerdas de la montaña? ¿Eres capaz de sentir la brisa del mar después del baño? ¿eres capaz de recordar cómo pasó la cerveza helada por tu garganta?
Ya llevas dos semanas en el trabajo. Un compañero te pregunta por las vacaciones y tú como el año pasado le respondes: ¿Vacaciones? Ni me acuerdo. Me quedan muy lejos.
Epílogo.
El reto que os propongo es muy fácil: no hagas fotos este verano.
Si eres fotógrafo -profesional o aficionado- y disfrutas a tope con esta actividad, este artículo no te interesa demasiado.
Esta dirigido a las personas que hacen fotos de recuerdo, no a los fotógrafos. Estoy convencido que este reto nos ayudará a ser y a estar en el momento presente.
A prestar una atención plena a lo que te sucede en tus merecidas vacaciones.
Como dice el anuncio de BMW, cuando pedalees, pedalea; cuando descanses, descansa; cuando conduzcas, conduce.
Sí, este anuncio y estas frases suenan a mindfulness, pero he querido hablar sobre el arte de estar en momento presente a través de este reto. Os animo a que intentéis estar aquí y ahora.
Mindfulness: Si lees este artículo, lee este artículo.
Si me escribes un comentario a este artículo, escribe -tranquilamente- un comentario… (Estaré encantado de contestarte).
¿Te atreves con el reto?
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