Foto y texto: Miguel Roa Psicólogo. 

Estar en pareja no da más que problemas, salvo la gran ventaja de que es más fácil colocar la funda del edredón

Se me ocurre otra. El ADSL en pareja está en oferta y sale con un 50% de descuento si vives con tu churri.

Y por más que lo pienso, no se me ocurre nada más. #unpoquitodehumor

Huir del invierno

Aunque nadie lo diga estar bien al 100% es misión imposible al menos de manera continuada. Las parejas tienen y deben tener conflictos. Estas dos últimas frases si que las digo en serio.

Para que estar en pareja tenga ventajas es necesario atesorar competencias complejas de comunicación, de negociación, de acercamiento y retirada, para que la experiencia de arrejuntarse sea algo realmente apetecible.

Además de cuidarte a nivel individual, también es necesaria cierta empatía (sin pasarse) y ganas de quererse, sobre todo de hacer cosas que eviten que la casa y la cama se conviertan en Invernalia.

Dos mundos, una pareja

Empleamos la expresión cada persona es un mundo y aunque sea tópica es una verdad como un templo.

Yo, tú y él somos seres irrepetibles. También decimos eso de que cada pareja es un mundo; lo correcto sería decir que las parejas son dos mundosque se juntan.

Cuando dos, cada uno de su padre y de su madre, se juntan en diada amorosa y/o de convivencia, la combinación es aún más única e irrepetible.

Por eso muchas veces nos hacemos la pregunta: ¿Qué hubiera sido de mi vida si en vez de juntarme con fulana, me hubiera juntado con mengana?

Tu vida está determinada por tus acompañantes.

Cuando estamos tristes decimos con mengana estaría mejor y cuando estamos alegres, pensamos eso de que bien que me quedé con fulana. Y otras veces pensamos lo bien que estaríamos solos.

Quién manda

Señalada ya la maravillosa diversidad de maneras de ser pareja, quiero hablaros de algo que creo que es un elemento común en toda pareja: la lucha por el poder.

Hablo de lo que he visto en terapia de pareja y fuera de ella, en mi vida y en mi entorno.

En toda pareja hay una lucha de poder.

El poder se pone en juego en dinámicas de comunicación y de decisión.

Es decir, se lucha para VER QUIEN TIENE RAZÓN Y QUÉ SE HACE.

A veces se lucha, para ver QUIÉN ES “MEJOR”, para ver quien pone más amor o “ganas” de que la pareja no se rompa.

La lucha por el poder es inherente a estar en pareja.

Lucha saludable

Que haya lucha es desde mi punto de vista saludable y que cambie de manos también lo es.

Y digo saludable como sinónimo de compatible con cierto grado de bienestar o felicidad.

Hay ocasiones donde se pueden formar parejas de personas acostumbradas a obedecer ordenes donde se dan diálogos interminables donde uno dice: ¿qué hacemos? Y el otro dice: lo que tú quieras Y el otro dice: No sé, tú ¿qué quieres hacer?  Y así hasta el infinito. Estas parejas suelen hacer pocas cosas.

También hay parejas en las que se juntan dos dominantes, estas personas deben desayunar muy bien, porque gastan muchas calorías en las dinámicas infinitas de lucha por tener razón o tomar una decisión. Del mismo modo que las parejas “sumisas”, tampoco las parejas “luchadoras” consiguen grandes progresos y logros.

 

Negociar el poder.

Lo ideal es negociar el poder, hablar sobre él, ponerlo encima de la mesa y dividirlo como si fuera una tarta.

Las relaciones con un vínculo seguro tienden a ceder, a pedir perdón, a dar las gracias, a valorar y visibilizar los esfuerzos del otro. Entienden que no siempre pueden salirse con la suya o llevar la razón.

Existen por tanto formas más saludables de luchar por el poder que otras. Una forma de identificar es observar las consecuencias.

Si termináis, callados, o gritando o frustrados o tristes …es que la lucha por el poder no es adecuada.

Cuando una pareja hace muchas cosas, decide sobre muchos temas, llega a acuerdos, es creativa a la hora de abordar las dificultades o las pandemias, es que su lucha por el poder es adecuada.

El enroque

Si sucede que la lucha por el poder casi siempre termina en drama, es que la pareja o alguno de sus miembros carece de competencias para llegar a acuerdos y para alternar el poder.

Un resultado muy frecuente es el enroque de silencio.

Esto es, que los dos se callan. No dicen nada de nada o también puede haber un trato cortés, y que aun así predomine el silencio.

Nos podemos dar los buenos días, pedir por favor la sal, pero que el silencio poco a poco se hace dueño y señor de la casa.

El silencio avanza, como el polvo y la mugre en una casa donde la pareja no es capaz de arremangarse para ponerse a limpiar.

Si solo uno es el que limpia, o el que habla, la pareja durará lo que dure la paciencia y la esperanza del más activo.

El enroque verbal, llevará al enroque sexual, a la distancia…y la casa se llenará de «escarcha».

Si queréis que esto suceda, el poder debe cambiar de manos y/o debe ser negociado, así podréis comer perdices, tener ayuda para cambiarle la funda al edredón y el ADSL os saldrá al 50%.

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Soy Experto en Psicoterapia Breve Individual y de Pareja. Licenciado en Psicología en la Universidad Complutense de Madrid y Master en Sexología por la Universidad de Alcalá. Estoy acreditado oficialmente como Psicólogo Experto en Coaching (PsEC)® Nº 69 Madrid. Hago Psicoterapia Breve Centrada en Soluciones en consulta privada, doy clases y escribo. Si quieres más información estaré encantado de atenderte.

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