Foto: Natalie Wood y James Dean en Rebelde sin causa (1955)
Os cuento algo que he visto. Lo cuento porque lo he visto muchas, muchas, muchas veces.
He visto sobre todo mujeres que aman (y odian) a parejas, sobre todo hombres que, “no hablan”.
En mi experiencia he visto sobre todo mujeres “eligiendo” hombres que no saben expresar sus emociones y pensamientos. Mujeres que descubren el silencio emocional convivencial y conversacional ¡viva el adjetivo!
Viven esperando palabras. Esperan, se desesperan, se esperanzan y se quedan perplejas de que sus parejas no digan “absolutamente nada”. No terminan de creérselo y para esperanzarse dicen eso de:
Tiene una coraza.
Está bloqueado.
Le educaron de una forma muy fría.
Puede cambiar.
Está pasando una mala racha.
Por mucho que se esfuerzan no consiguen que el otro se comunique de una manera íntima y emocional.
Por mucho que se esfuerza ella, él no se desbloquea. Acontece el fatídico: Error 404.
Ni el poderosísimo reiniciar funciona.
Bloqueo total. Parece como si estuviera «medio-muerto».
No responde.
No respira.
¡Se nos va! ¡Se nos va!
No responde.
No respira.
¡Rápido!
1 miligramo de adrenalina …3 miligramos de atropina
¡Inicio masaje cardiaco!
ELLOS DICEN: SÍ QUE HABLAMOS…
“Ellos” no ven un problema.
Se habla de los hijos, de que hay que pasar la ITV, de si el Mercadona es mejor o peor que el Alcampo, del hotel de las vacaciones, del vecino, de los alquileres…poco más, y así un día tras otro.
Ellas se quejan y dicen eso de:
Yo quiero hablar de otras cosas.
Para ellos las otras cosas no existen.
A veces ellos se quejan de que ellas buscan problemas. Ellos quieren estar tranquilos.
Dicen ellos:
Yo estoy bien, no me pasa nada. Todos los fines de semana lo mismo, siempre buscas que nos peleemos. ¿¿¿¿No sé de qué quieres que hablemos????
Si ha pasado ya un año desde el inicio del romance…dirán la gran frase.
Tú estás loca.
Y aunque sea una incorrección política, un poco loca sí que estás. No pasa nada. Estar loca está bien. (Ya sabes que soy de tu club).
Se me ve el plumero, me gustan más ellas. Aunque luego haré de abogado del diablo. 😉Las clientas tienen la razón a veces sí y a veces no.
DOS CLASES DE PERSONAS: LAS QUE VIVEN EN EL LENGUAJE Y LAS QUE NO
Me divierte muchísimo ese juego verbal en que se dice eso de: “Existen dos clases de personas…”
Podríamos decir que existen dos clases de personas, las que viven en el lenguaje y las que viven fuera de él.
Podríamos decir que esos dos tipos de personas viven dimensiones diferentes #StrangerThings.
Para unas la palabra es El Eje, el alimento que les permite enraizarse con la tierra y tocar el cielo. La palabra es la palanca con la que mover el mundo. Las palabras son botes de pintura infinita donde pintar en un lienzo eterno. Las palabras los llevan al placer, al dolor, al entendimiento de sí mimas…al espacio, a la prehistoria…las palabras son la vida. Sin palabras se desintegran. Las palabras son el oxígeno y el rumbo. Y si ellas boquean como peces fuera del agua.
¡Vivan las palabras! ¡Viva Honduras! #chisteviejuno
Para los otros, las palabras son pocas: bien, mal, regular, no sé y “pero ¿por qué me preguntas eso?”
Las que viven en el lenguaje quieren hablar de emociones, pensamientos, relaciones, conceptos, recuerdos, letras de canciones y los que viven fuera del lenguaje, hablan de cosas, hechos y de otras personas.
Unas son capaces de pasar horas pensando en una frase y a los otros se les olvida lo que oyen a los pocos minutos, no tienen capacidad de ATENDER.
Y así es muy difícil entenderse.
DOS CLASES DE PERSONAS: LAS QUE BUSCAN PERAS Y LOS OLMOS
Las que buscan peras o viven en el lenguaje tienden quizás en demasiadas ocasiones, a “elegir” olmos, dicho de otro modo, eligen personas que viven en lo tangible, en los hechos, en la materia, en las cosas.
Los olmos suelen saber arreglar los enchufes, entienden los mapas…las buscadoras de peras leen entre líneas, captan el valor de lo simbólico en la relación, a veces son maravillosamente intensas, inagotables y pasionales.
LOS OLMOS, NO DAN PERAS
Del mismo modo que hay personas, en este caso parejas, que tampoco las dan.
No sé qué dan los olmos, pero peras no.
La pera, en este caso, es el símil de eso tan jugoso que buscas; normalmente:
- Comunicación profunda e íntima.
- Capacidad para entender los símbolos.
- Entender más allá de la literalidad.
- Hacer preguntas pertinentes que te ayuden a pensar mejor o descubrirte.
- “Seguirte la bola”, si se te “va un poco la pinza” …” uno de esos días” …” que no es uno de esos días” …”o sí”…”tú me entiendes”.
- Pera también es: escucharte un discurso, un pelín errático, pero compresible si estás atento.
Un pera muy jugosa es que te escuchen, que te atiendan, que te interroguen con curiosidad, que comenten la jugada…
A veces te conformarías con cualquier cosa, con una manzana correosa, te conformarías con que dijera “ALGO”.
Me viene a la cabeza, y no me gusta, pero me ha venido el versículo:
Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme. Mateo 8, 5-13
Las buscadoras de peras a veces pueden convertirse en mendigas.
NADA CONTRA LOS OLMOS
Que quede claro que no tengo nada contra los Olmos. Son árboles hermosos y lo digo porque no quiero ninguna querella de la Asociación de los Amigos de los Olmos. (Poderoso lobbie similar al de las Eléctricas).
Un olmo no tiene porque ser un monstruo, los olmos pueden ser «buena gente», amables, complacientes, «afectuosos» pero a su manera…
Te pueden querer, pero no hablan, no te lo dicen.
Machado escribió un hermoso poema “al olmo seco” y Serrat lo cantó precioso.
Se me ocurren muchas cosas buenas sobre los olmos: los olmos dan sombra. Dan estabilidad a los terrenos cercanos a los ríos; la Wikipedia dice que: se ha usado desde el siglo XII hasta la actualidad para estabilizar el suelo de las orillas de los canales de los Países Bajos.
Llevo un rato mirando fotografías de estos árboles, son hermosos. Con su madera, leo que se pueden hacer buenos aperos de labranza…aguantan el frio, hasta 18 bajo cero.
Son buenos árboles, tiene grandes virtudes, pero peras no dan.
LA ESPERANZA, QUE MALA ES
¿Esperanza viene de esperar? ¿Esperar desespera? ¿Desesperarse es enloquecer?
Canta Serrat a lo Machado:
Antes que el río hasta la mar te empuje por valles y barrancas, olmo, quiero anotar en mi cartera la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera también hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera.
A veces en sesión toca trabajar lo obvio. Lo obvio es siempre lo más difícil de ver.
De esa rama verdecida, no saldrá una pera.
Muchas buscadoras entienden que no habrá milagro, ni primavera…ni imposibles.
Olmo es Olmo.
Él es él.
NO SE LO CREEN
La incredulidad tiende al bucle, advierto.
No soy capaz de que me cuente lo que siente. Le pregunto y me mira como si fuera un perro gigante de escayola.
Cuando después de meses o años, el olmo sigue sin dar peras, la mirada de ellas sobre ellos podría adjetivarse como perpleja, triste…detrás del cristalino puede leerse “no me lo creo” “no es posible” …
Algo tiene que sentir.
¿Por qué no me dice que me quiere?
Sé que me quiere.
TRAGAPERRAS…
Ellas miran sin creer que es posible lo que ven.
¡Algún premio me tendrá que dar!
Tienen la actitud de las jugadoras de máquinas tragaperras. Echan moneda y nada…echan moneda y nada…echan moneda y nada…, Y ECHAN Y ECHAN.
Lo peor es que de vez en cuando el olmo, saca una ramita verde y así te da un poquito de premio. Eso es lo peor que te puede pasar.
¡Ya estás enganchada a la máquina tragaperras!
SE ENFADAN EN BUCLE
Enfadadas dicen:
¡Qué tío más rancio!
Si tuviera que pertenecer a una especie animal, pertenecería a la especie “sofá” o “mesilla de noche”.
Cada buscadora de petróleo que me lea estará en su particular forma de relación con su árbol.
Puede:
- Estar esperanzada con que el amor “le hará hablar”.
- Esperanzada con su capacidad cómo psicóloga profesional o aficionada.
- Expectante con el cambio, dando tiempo.
- Epatada por tanta planicie emocional. Perpleja. Flipando.
- Enfada con él. Enfadada por su incapacidad para entender las emociones.
- Enfadada con ella misma por no encontrar “la clave”.
Enfadada por haberse equivocado eligiendo árbol.
¿Cómo voy a dejarle después de tantos años “invertidos”? (Aquí hay un sesgo cognitivo llamado falacia del coste hundido).
Miedo a dejar de “invertir” en algo que sabemos que no funciona, pero no aceptamos que hemos perdido
Les pasa a los jugadores de máquinas tragaperras…¿Cómo voy a dejar de apostar? ¿Ya me he gastado 100 euros?
QUIZÁS TODO SEA MÁS SENCILLO
Te enamoraste, lo necesitabas, ese proceso nada tiene que ver con el otro, el enamoramiento es un proceso interno íntimo y subterráneo. El solo pasaba por allí.
Fuera verdad o no, sus ojos te recordaban a los de James Dean . Sentiste esa gota de peligro necesaria para caer arrebatada, o esa gota de seguridad en forma de promesa diciéndote que esta vez no te harían daño.
Pensaste que detrás de esos ojos, de ese brillo que parecía indómito había un mundo por descubrir. Que su silencio, era su manera de decirte lo mucho que te admiraba.
Pero…
El brillo respondía a alguna de estas opciones:
- Era arena en el aire.
- Falta de sueño.
- Efectos de la marihuana o el alcohol.
- A los guapos, les brillan mucho lo ojos.
¡Qué guapo es James Dean! Era un rayo de luz de atardecer en aquella playa soñada aquella tarde en el muelle…el brillo era el reflejo de tu brillo, de tus ganas de haber encontrado al hombre de tu vida. Tus ganas de amor. De poder compartir todas tus palabras con otro ser humano.
Quisiste ver un peral y era un olmo. Pasa más de lo que crees. Nadie tiene la culpa.
TIENES CUATRO OPCIONES CON EL OLMO (BUENO)
- Lo aceptas y te quedas y buscas palabras en otro sitio…No olvides que vives en el lenguaje y necesitas palabras como agua necesitan los peces. Sin palabras te ahogas.
- Te quedas y lo conviertes en un monstruo.
- Te marchas y lo conviertes en un monstruo.
- Te marchas, aprendes de lo vivido, despidiéndote con todo el amor que te quede.
Resumiendo:
- Olmo es Olmo.
- Tú eres tú.
- Y un peral, es un peral.
Y con estas tautológicas conclusiones me despido hasta próximo mes.
Gracias por leerme. 🙂
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Genial, cómo siempre. Y muy agradecida por las «claves» que das siempre.
Muchas gracias Maribel. 🙂